Cultivamos la col rizada en Kronprinzenkoog, en el distrito de Dithmarschen (Schleswig-Holstein). Esta región, con sus suelos pantanosos y su proximidad al Mar del Norte, está destinada al cultivo de la col y, con una superficie de entre 2500 y 3000 hectáreas, constituye la mayor zona de producción de repollos de toda Europa. También la cultivamos en campos de Bornheim (Renania del Norte-Westfalia), cerca del Rin.  

La col rizada crece mejor en suelos arcillosos y pesados con un suministro adecuado de agua y nutrientes. Le encanta el viento y el frío, así como respirar el aire fresco del Mar del Norte.

A pesar de los avances tecnológicos, la cosecha de la col rizada sigue siendo un trabajo muy manual. Para ello, las cabezas se cortan a mano y se retiran de las hojas antes de ser embaladas en cajas para su transporte. 

Para la preparación, quita las hojas exteriores y corta la col rizada en cuartos con un cuchillo grande. Así, se puede quitar fácilmente el tallo tan duro y los nervios gruesos de las hojas y cortar la col rizada en tiras a tu gusto.

La col rizada es ideal como guarnición rápida de verduras, por ejemplo, en platos de carne sustanciosos. Para ello, hiérvela brevemente en caldo y añade un poco de perejil picado y crème fraîche. También se pueden hacer deliciosos rollitos de col rizada con o sin relleno de carne. Además, también es perfecta como ingrediente para sopas o guisos.

A la hora de comprar una col rizada, asegúrate de que las hojas exteriores estén lo más intactas posible y no estén mustias. Deberían estar verdes y crujientes. Debido a la estructura bastante delicada de las hojas, no se puede almacenar mucho tiempo, por lo que debes usarla o congelarla lo antes posible después de comprarla. Antes de congelarla, se debe escaldar brevemente para conservar las vitaminas y el color.

Un pequeño consejo de frescura: Si cruje al sacudirla, sabrás que tienes una col rizada fresca en las manos.