Col lombarda

Detalles interesantes

La col lombarda pertenece al grupo del repollo y está estrechamente relacionada con la col blanca. Al igual que el resto de variedades de col, la col lombarda procede de la col silvestre, originaria de la región mediterránea. No fue hasta la Edad Media cuando se cultivaron los primeros repollos, que incluyeron, además de la col lombarda, la col blanca.

 

La col lombarda puede recibir distintos nombres en otros idiomas en función de la región en la que se cultive. Además de la coloración morada de las hojas, se caracteriza por tener cabezas más pequeñas y firmes y un sabor más suave y dulce que el de la col blanca.

Nuestra col lombarda crece en los campos de Kronprinzenkoog, en el distrito de Dithmarschen (Schleswig-Holstein). Esta región, con sus suelos pantanosos y su proximidad al Mar del Norte, está destinada al cultivo de la col y, con una superficie de entre 2500 y 3000 hectáreas, constituye la mayor zona de producción de repollos de toda Europa.

 

La col lombarda crece mejor en suelos arcillosos y pesados con un suministro adecuado de agua y nutrientes. Le encanta el viento y el frío, así como el aire fresco del Mar del Norte, que recibe en nuestra zona de cultivo.

 

A pesar de los avances tecnológicos, la cosecha de la col lombarda sigue siendo un trabajo muy manual. Para ello, la cabeza se corta cuidadosamente a mano y se retira de las hojas antes de ser embalada en cajas para su transporte. Cuando se almacena, hay que manipularla con mucho cuidado, ya que el más mínimo golpe puede hacer que la cabeza se eche a perder más rápido. 

Para la preparación, quita las hojas exteriores y corta la cabeza en cuartos con un cuchillo grande. Así, se puede quitar fácilmente el tallo tan duro y cortar la col lombarda en tiras a tu gusto, en función de cómo se prepare.

Probablemente, el uso más conocido de la col lombarda es hervida, que se sirve principalmente con platos sustanciosos como la carne de ganso o la carne de venado. Sin embargo, también sabe muy bien al vapor o en sopas o guisos. Asimismo, se puede rallar cruda en una ensalada para darle un sabor especial.

 

Al comprar una col lombarda, asegúrate de que esté bien firme y de que las hojas tengan un brillo mate. La col lombarda puede conservarse durante varias semanas en habitaciones frescas y ventiladas o en el compartimento de verduras del frigorífico. También se puede congelar sin problema. Para preservar las vitaminas, lo mejor es escaldarla un poco antes de congelarla.

Verfügbarkeit
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País de origen
Alemania
España
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