La coliflor procede de la col silvestre, originaria del Mediterráneo y de las costas occidentales de Europa. Se trata de una planta cultivada muy antigua que ya se mencionaba en el siglo VI a. C.  

La coliflor es muy popular en Alemania, y la más conocida es la coliflor blanca que cultivamos. Sin embargo, también hay coliflor verde, violeta o naranja.

En el caso de la coliflor, el nombre lo dice todo, porque se podría decir perfectamente que es una «flor de col». Los floretes blancos forman los brotes que aún no se han desarrollado completamente. Para que la coliflor se mantenga tan blanca, es importante que la luz del sol no llegue a la cabeza, ya que podría volverse amarilla. Las variedades más nuevas tienen grandes hojas que la protegen de la luz solar. Si esta cubierta protectora no está presente porque la cabeza crece demasiado o porque las hojas interiores son demasiado pequeñas, las hojas exteriores grandes deben doblarse a mano y colocarse sobre la cabeza para protegerla. Esta labor es un trabajo manual intensivo. Por su parte, las coliflores de colores se decoloran incluso sin la luz solar directa.

La popularidad de la coliflor también se puede deber a su sabor mucho más suave en comparación con otras variedades de col. Además, se tolera mucho mejor que algunos de sus parientes.