Nuestras zanahorias en manojo crecen en los campos de Vögelsen (Baja Sajonia) y sus alrededores, a las afueras del brezo de Luneburgo. Les encantan los suelos profundos, sin piedras y con buen drenaje del agua, ya que es la mejor manera de que formen raíces rectas, no ramificadas y con una superficie lisa. Por todo ello, nuestras instalaciones en el norte de Alemania, con sus suelos arenosos y ligeros, son ideales para este cultivo.

Las zanahorias en manojo se siembran relativamente lejos unas de otras, por lo que tienen más espacio y pueden crecer de manera más uniforme. Además, se cosechan un poco antes que las zanahorias tradicionales, y por eso conservan su forma puntiaguda. Si permanecen en el campo un poco más de tiempo, se rompen en la parte inferior de la punta.

Durante la cosecha, se utiliza un método cuidadoso para no dañar las zanahorias. Estas se lavan inmediatamente después de sacarlas de la máquina cosechadora para que la tierra adherida no se seque. A continuación, se agrupan y envasan en la unidad deseada en sus cajas de transporte. Cuando las zanahorias llegan a la nave, se vuelven a lavar en un equipo de lavado para eliminar los últimos restos de tierra.

Preparar zanahorias en manojo es muy sencillo: solo tienes que cortar un poco los dos extremos junto con la parte verde. Como las zanahorias en manojo se cosechan relativamente pronto, solo forman una piel tierna y fina que se puede cepillar fácilmente bajo el grifo en lugar de pelarla. A continuación, corta o ralla las zanahorias a tu gusto.

Las zanahorias en manojo se pueden comer crudas como palitos de verduras o ralladas en una ensalada. También puedes hervirlas, saltearlas o incluso hacerlas a la plancha, y quedan genial en una crema de zanahoria o en un pastel. Por todo ello, las zanahorias en manojo son un auténtico todoterreno si hablamos de sus posibles usos. Por otro lado, para que el organismo pueda procesar el valioso betacaroteno de las zanahorias, es necesario añadir siempre un poco de grasa durante la preparación (ya sea cruda o cocida), por ejemplo, un poco de aceite en la ensalada con zanahorias ralladas, un poco de mantequilla en las rodajas de zanahorias al vapor o un poco de salsa en los palitos de zanahoria.

Unas hojas frescas y una zanahoria abultada son una señal infalible de frescura. Una zanahoria joven cuenta con una estructura firme y crujiente y no debe doblarse. Las hojas también deben estar intactas y tener un color verde intenso.

Las zanahorias en manojo se pueden guardar en el compartimento de verduras del frigorífico durante unos días. Sin embargo, es aconsejable retirar previamente la parte verde, ya que a largo plazo extrae demasiada humedad y nutrientes de la raíz para su propia conservación, por lo que le quita a la zanahoria su frescura.

¿Sabías que hoy en día, después de la cosecha, nuestras zanahorias se procesan de manera muy diferente que en el pasado? En aquel entonces, las zanahorias se vendían sin lavar y con tierra. Actualmente, la apariencia es muy importante, por lo que después de la cosecha, las zanahorias se lavan y pulen y llegan a los supermercados con un color naranja brillante. El problema es que así duran menos, por lo que se recomienda consumirlas a los pocos días de comprarlas y no almacenarlas en casa durante demasiado tiempo.